Con el transcurso de los siglos la cámara
oscura evolucionó y se convirtió en una pequeña caja
manejable y al orificio se le instaló una lente óptica para
conseguir una imagen más clara y definida.
La cámara oscura original era una habitación cuya única fuente de luz era un minúsculo orificio en una de las paredes. La luz que penetraba en ella por aquel orificio proyectaba una imagen del exterior en la pared opuesta. Aunque la imagen así formada resultaba invertida y borrosa, los artistas utilizaron esta técnica, mucho antes de que se inventase la película, para esbozar escenas proyectadas por la cámara.
300
A.C.
Aristóteles utiliza
la cámara oscura para estudiar los eclipses de sol.
Siglo
XVI
Leonardo Da Vinci se da cuenta que las imágenes recibidas en el interior de
la habitación son de tamaño más reducido e invertido, conservando su propia
forma y colores.
Siglo
XVIII
La sensibilidad a la luz de ciertos compuestos de plata, particularmente el
nitrato y el cloruro de plata, era ya conocida antes de que los científicos
británicos Thomas Wedgwood y Humphry Davy comenzaran sus experimentos a finales
del siglo XVIII para obtener imágenes fotográficas. Consiguieron producir
imágenes de cuadros, siluetas de hojas y perfiles humanos utilizando papel
recubierto de cloruro de plata. Estas fotos no eran permanentes, ya que después
de exponerlas a la luz, toda la superficie del papel se ennegrecía, con lo
cual nunca pudieron llegar a conseguir el fijado de las imágenes.
Siglo
XIX Arriba
Este es el siglo del nacimiento de la fotografía, exactamente
en el año 1816, que es cuando el físico francés Nicéphore Niépce consigue
una imagen mediante la utilización de la cámara oscura y un procedimiento
fotoquímico. Niépce bautiza a su invento con el nombre de heliograbados, pero
no es hasta el año 1831 cuando el pintor francés Louis Jacques Mandé Daguerre
realizó fotografías en planchas recubiertas con una capa sensible a la luz
de yoduro de plata. Después de exponer la plancha durante varios minutos.
Daguerre empleó vapores de mercurio para revelar la imagen fotográfica positiva.
Estas fotos no eran permanentes porque las planchas se ennegrecían gradualmente
y la imagen acababa desapareciendo. En las primeras fotografías permanentes
conseguidas por Daguerre, la plancha de revelado se recubría con una disolución
concentrada de sal común. Este proceso de fijado, descubierto por el inventor
británico William Henry Fox Talbot, hacía que las partículas no expuestas
de yoduro de plata resultaran insensibles a la luz, con lo que se evitaba
el ennegrecimiento total de la plancha. Con el método de Daguerre se obtenía
una imagen única en la plancha de plata por cada exposición.
Mientras Daguerre perfeccionaba su sistema, Talbot desarrolló un procedimiento
fotográfico que consistía en utilizar un papel negativo a partir del cual
podía obtener un número ilimitado de copias. Talbot descubrió que el papel
recubierto con yoduro de plata resultaba más sensible a la luz si antes de
su exposición se sumergía en una disolución de nitrato de plata y ácido gálico,
disolución que podía ser utilizada también para el revelado de papel después
de la exposición. Una vez finalizado el revelado, la imagen negativa se sumergía
en tiosulfato sódico o hiposulfito sódico para hacerla permanente. El método
de Talbot, llamado calotipo, requería exposiciones de unos 30 segundos para
conseguir una imagen adecuada en el negativo. Tanto Daguerre como Talbot hicieron
públicos sus métodos en 1839. Ese mismo año John Eilliam Herschel da el nombre
de " fotografías " a las imágenes fijas.
En un plazo de tres años el tiempo de exposición en ambos procedimientos quedó
reducido a pocos segundos.
En el procedimiento del calotipo la estructura granular de los negativos aparecía
en la copia final. En 1847, el físico francés Claude Félix Abel Niépce de
Saint-Victor concibió un método que utilizaba un negativo de plancha o placa
de cristal. Ésta, recubierta con bromuro de potasio en suspensión de albúmina,
se sumergía en una solución de nitrato de plata antes de su exposición. Los
negativos de estas características daban una excelente definición de imagen,
aunque requerían largas exposiciones.
En 1851 el escultor y fotógrafo aficionado británico Frederick Scott Archer
introdujo planchas de cristal húmedas al utilizar colodión en lugar de albúmina
como material de recubrimiento para aglutinar los compuestos sensibles a la
luz. Como estos negativos debían ser expuestos y revelados mientras estaban
húmedos, los fotógrafos necesitaban un cuarto oscuro cercano para preparar
las planchas antes de la exposición, y revelarlas inmediatamente después de
ella. Los fotógrafos que trabajaban con el estadounidense Mathew Brady realizaron
miles de fotos de los campos de batalla durante la guerra de la Independencia
estadounidense y para ello utilizaron negativos de colodión húmedos y carromatos
a modo de cámara oscura.
Puesto que el procedimiento del colodión húmedo estaba casi limitado a la
fotografía profesional, varios investigadores trataron de perfeccionar un
tipo de negativo que pudiera exponerse seco y que no necesitara ser revelado
inmediatamente después de su exposición. El avance se debió al químico británico
Joseph Wilson Swan, quien observó que el calor incrementaba la sensibilidad
de la emulsión de bromuro de plata. Este proceso, que fue patentado en 1871,
también secaba las planchas, lo que las hacía más manejables. En 1878 el fotógrafo
británico Charles E. Bennett inventó una plancha seca recubierta con una emulsión
de gelatina y de bromuro de plata, similar a las modernas. Al año siguiente,
Swan patentó el papel seco de bromuro.
Alrededor de 1884 el inventor estadounidense George Eastman patentó una película
que consistía en una larga tira de papel recubierta con una emulsión sensible.
En 1889 realizó la primera película flexible y transparente en forma de tiras
de nitrato de celulosa. El invento de la película en rollo marcó el final
de la era fotográfica primitiva y el principio de un periodo durante el cual
miles de fotógrafos aficionados se interesarían por el nuevo sistema.
Siglo
XX Arriba
A comienzos de este siglo la fotografía comercial creció con rapidez y las
mejoras del blanco y negro abrieron camino a todos aquellos que carecían del
tiempo y la habilidad para los tan complicados procedimientos del siglo anterior.
En 1907 se pusieron a disposición del público en general los primeros materiales
comerciales de película en color, unas placas de cristal llamadas Autochromes
Lumière en honor a sus creadores, los franceses Auguste y Louis Lumière. En
esta época las fotografías en color se tomaban con cámaras de tres exposiciones.
En la década siguiente, el perfeccionamiento de los sistemas fotomecánicos
utilizados en la imprenta generó una gran demanda de fotógrafos para ilustrar
textos en periódicos y revistas. Esta demanda creó un nuevo campo comercial
para la fotografía, el publicitario. Los avances tecnológicos, que simplificaban
materiales y aparatos fotográficos, contribuyeron a la proliferación de la
fotografía como un entretenimiento o dedicación profesional para un gran número
de personas.
La cámara de 35mm, que requería película pequeña y que estaba, en un principio,
diseñada para el cine, se introdujo en Alemania en 1925. Gracias a su pequeño
tamaño y a su bajo coste se hizo popular entre los fotógrafos profesionales
y los aficionados. Durante este periodo, los primeros utilizaban polvos finos
de magnesio como fuente de luz artificial. Pulverizados sobre un soporte que
se prendía con un detonador, producían un destello de luz brillante y una
nube de humo cáustico. A partir de 1930, la lámpara de flash sustituyó al
polvo de magnesio como fuente de luz.
Con la aparición de la película de color Kodachrome en 1935 y la de Agfacolor
en 1936, con las que se conseguían trasparencias o diapositivas en color,
se generalizó el uso de la película en color. La película Kodacolor, introducida
en 1941, contribuyó a dar impulso a su popularización.
Muchas innovaciones fotográficas, que aparecieron para su empleo en el campo
militar durante la II Guerra Mundial, fueron puestas a disposición del público
en general al final de la guerra. Entre éstas figuran nuevos productos químicos
para el revelado y fijado de la película. El perfeccionamiento de los ordenadores
facilitó, en gran medida, la resolución de problemas matemáticos en el diseño
de las lentes. Aparecieron en el mercado muchas nuevas lentes que incluían
las de tipo intercambiable para las cámaras de aquella época. En 1947, la
cámara Polaroid Land, basada en el sistema fotográfico descubierto por el
físico estadounidense Edwin Herbert Land, añadió a la fotografía de aficionados
el atractivo de conseguir fotos totalmente reveladas pocos minutos después
de haberlas tomado.
En el decenio siguiente los nuevos procedimientos industriales permitieron
incrementar enormemente la velocidad y la sensibilidad a la luz de las películas
en color y en blanco y negro. La velocidad de estas últimas se elevó desde
un máximo de 100 ISO hasta otro teórico de 5.000 ISO, mientras que en las
de color se multiplicó por diez. Esta década quedó también marcada por la
introducción de dispositivos electrónicos, llamados amplificadores de luz,
que intensificaban la luz débil y hacían posible registrar incluso la tenue
luz procedente de estrellas muy lejanas. Dichos avances en los dispositivos
mecánicos consiguieron elevar sistemáticamente el nivel técnico de la fotografía
para aficionados y profesionales.
En la década de 1960 se introdujo la película Itek RS, que permitía utilizar
productos químicos más baratos, como el zinc, el sulfuro de cadmio y el óxido
de titanio, en lugar de los caros compuestos de plata. La nueva técnica llamada
fotopolimerización hizo posible la producción de copias por contacto sobre
papel normal no sensibilizado.
Aplicaciones de la fotografía
En la actualidad, la fotografía se ha desarrollado principalmente en tres
sectores, al margen de otras consideraciones científicas o técnicas. Por un
lado se encuentran el campo del reportaje periodístico gráfico, cuya finalidad
es captar el mundo exterior tal y como aparece ante nuestros ojos, y el de
la publicidad. Por otro tenemos la fotografía como manifestación artística,
con fines expresivos e interpretativos.
El reportaje comprende la fotografía documental y la de prensa gráfica, y
por lo general no se suele manipular. Lo normal es que el reportero gráfico
emplee las técnicas y los procesos de revelado necesarios para captar una
imagen bajo las condiciones existentes. Aunque este tipo de fotografía suele
calificarse de objetiva, siempre hay una persona detrás de la cámara, que
inevitablemente selecciona lo que va a captar. Respecto a la objetividad,
hay que tener en consideración también la finalidad y el uso del reportaje
fotográfico, las fotos más reales, y quizás las más imparciales, pueden ser
utilizadas como propaganda o con propósitos publicitarios; decisiones que,
en la mayoría de los casos, no dependen del propio fotógrafo.
Por el contrario, la fotografía artística es totalmente subjetiva, ya sea
manipulada o no. En el primer caso, la luz, el enfoque y el ángulo de la cámara
pueden manejarse para alterar la apariencia de la imagen; los procesos de
revelado y positivado se modifican en ocasiones para lograr los resultados
deseados; y la fotografía es susceptible de combinarse con otros elementos
para conseguir una forma de composición artística, o para la experimentación
estética.
Reportaje fotográfico
Toda la fotografía es, en cierto sentido, un reportaje, puesto que capta la
imagen que perciben el objetivo de la cámara y el ojo humano. Los primeros
investigadores se limitaron a registrar lo que veían, pero en la década de
1960 se dividieron entre aquellos fotógrafos que seguían utilizando su cámara
para captar imágenes sin ninguna intención y los que decidieron que la fotografía
era una nueva forma de arte visual. La fotografía combina el uso de la imagen
como documento y como testimonio; subgénero que se conoce con el nombre de
fotografía social.
Fotografía documental
El fotógrafo británico Roger Fenton consiguió algunas de las primeras fotografías
que mostraron con crudeza la guerra de Crimea al público británico. Mathew
Brady, Alexander Gardner y Timothy OSullivan documentaron la triste realidad
de la guerra de Secesión. Después de la contienda, Gardner y OSullivan fotografiaron
el Oeste de Estados Unidos junto con Carleton E. Watkins, Eadweard Muybridge,
William Henry Jackson y Edward Sheriff Curtis. Las claras y detalladas fotos
de estos artistas mostraron una imagen imborrable de la naturaleza salvaje.
México se convirtió en el punto de mira de fotógrafos franceses y estadounidenses,
debido a las relaciones políticas y de proximidad con sus respectivos países,
y al redescubrimiento de las civilizaciones azteca y maya. El francés Désiré
Charnay realizó interesantes fotografías de las ruinas mayas en 1857, además
de dejar un detallado relato de sus descubrimientos arqueológicos y experiencias.
El trabajo de los fotógrafos británicos del siglo XIX encierra vistas de otros
lugares y de tierras exóticas. Cubrieron distancias increíbles cargados con
el pesado equipo del momento para captar escenas y personas. En 1860, Francis
Bedford fotografió el Oriente Próximo. Su compatriota Samuel Bourne tomó unas
900 fotos del Himalaya en tres viajes realizados entre 1863 y 1866, y en 1860
Francis Frith trabajó en Egipto. Las fotos de este último sobre lugares y
monumentos, muchos de los cuales están hoy destruidos o dispersos, constituyen
un testimonio útil todavía para los arqueólogos.
Las fotos estereoscópicas que obtuvieron estos fotógrafos viajeros, con cámaras
de doble objetivo, supusieron una forma popular de entretenimiento casero
en el siglo XIX, cuando colocadas sobre un soporte especial podían verse en
tres dimensiones.
Con la creación de la plancha negativa seca por Charles Bennett en 1878, el
trabajo de los fotógrafosviajeros fue mucho menos arduo. En lugar de tener
que revelar la plancha en el momento, aún húmeda, el fotógrafo podía guardarla
y revelarla más tarde en cualquier otro lugar.
En años recientes se ha reanudado el interés por estas fotografías y han sido
el tema de varias exposiciones y libros.
Documentación social
En lugar de captar la vida en otras partes del mundo, algunos fotógrafos del
siglo XIX se limitaron a documentar las condiciones de su propio entorno.
De esta manera, el fotógrafo británico John Thomson plasmó la vida cotidiana
de la clase trabajadora londinense alrededor de 1870 en un volumen de fotos
titulado Vida en las calles de Londres (1877). El reportero estadounidense
de origen danés Jacob August Riis realizó de 1887 a 1892 una serie de fotografías
de los barrios bajos de Nueva York recogidas en dos volúmenes fotográficos:
Cómo vive la otra mitad (1890) e Hijos de la pobreza (1892). Entre 1905 y
1910 Lewis Wickes Hine, sociólogo estadounidense responsable de las leyes
laborales para niños, captó también en sus fotos a los oprimidos de Estados
Unidos: trabajadores de las industrias siderometalúrgicas, mineros, inmigrantes
europeos y, en especial, trabajadores infantiles. En Brasil, Marc Ferrez plasmó
en sus fotografías la vida rural y las pequeñas comunidades indias. En Perú,
el fotógrafo Martín Chambi recoge en su obra un retrato de la sociedad de
su país y en especial de los pueblos indígenas.
Las fotos del francés Eugène Atget se sitúan a medio camino entre el documento
social y la fotografía artística, ya que su excelente composición y expresión
de la visión personal van más allá del mero testimonio. Atget, quizás uno
de los más prolíficos documentalistas de esta época, obtuvo entre 1898 y 1927
una enorme cantidad de escenas poéticas de la vida cotidiana de su querido
París y sus alrededores. El cuidado y la publicación de su obra se deben a
los esfuerzos de otra hábil documentalista de la vida urbana, Berenice Abbott.
Durante la Gran Depresión, la Farm Security Administration contrató a un grupo
de fotógrafos para documentar aquellas zonas del país más duramente castigadas
por la catástrofe. Los fotógrafos Walker Evans, Russell Lee, Dorothea Lange,
Ben Shahn y Arthur Rothstein, entre otros, proporcionaron testimonios gráficos
sobre las condiciones de las zonas rurales afectadas por la pobreza en Estados
Unidos. El resultado fue una serie de fotografías de trabajadores emigrantes,
aparceros, y de sus casas, colegios, iglesias y pertenencias. Fue tan convincente
como evidencia que como arte. La contribución de Evans, junto con el texto
del escritor James Agee, fueron publicados separadamente bajo el título Elogiemos
ahora a hombres famosos (1941), considerado como un clásico en su campo.
Periodismo gráfico
El periodismo gráfico difiere de cualquier otra tarea fotográfica documental
en que su propósito es contar una historia concreta en términos visuales.
Los periodistas gráficos trabajan para periódicos, revistas, agencias de noticias
y otras publicaciones que cubren sucesos en zonas que abarcan desde los deportes,
las artes y la política. Uno de los primeros fue el periodista o reportero
gráfico francés Henri Cartier-Bresson, quien desde 1930 se dedicó a documentar
lo que él llamaba el "instante decisivo". Sostenía que la dinámica
de cualquier situación dada alcanza en algún momento su punto álgido, instante
que se corresponde con la imagen más significativa. Cartier-Bresson, maestro
en esta técnica, poseía la sensibilidad para apretar el disparador en el momento
oportuno. Los avances tecnológicos de la década de los treinta, en concreto
las mejoras en las cámaras pequeñas como la Leica, así como en la sensibilidad
de la película, facilitaron aquella técnica instantánea. Muchas de las imágenes
de Cartier-Bresson tienen tanta fuerza en su concepción como en lo que transmiten
y son consideradas a la vez trabajo artístico, documental y periodismo gráfico.
Brassaï, otro periodista gráfico francés nacido en Hungría, se dedicó con
ahínco a captar los efímeros momentos expresivos, que en su caso mostraban
el lado más provocativo de la noche parisina. Sus fotos se recopilaron y publicaron
en París de noche (1933).
El corresponsal de guerra estadounidense Robert Capa comenzó su carrera con
fotografías de la Guerra Civil española; al igual que Cartier-Bresson, plasmó
tanto escenas bélicas como la situación de la población civil. Su fotografía
de un miliciano herido dio la vuelta al mundo como testimonio del horror de
la guerra. Capa también cubrió el desembarco de las tropas estadounidenses
en Europa el día D durante la IIGuerra Mundial y la guerra de Indochina, donde
halló la muerte en 1954. Otra fotógrafa, la italiana Tina Modotti, también
estuvo en España durante la Guerra Civil como miembro del Socorro Rojo. Asimismo,
el español Agustín Centelles realizó una importante labor documental durante
la guerra, tomando fotografías tanto del frente como de la retaguardia, entre
ellas las de los bombardeos de la población civil. En México, Agustín Víctor
Casasola recogió en su obra conmovedoras imágenes de la Revolución Mexicana
y de Pancho Villa. Más recientemente, el fotógrafo británico Donald Mc Cullin
ha realizado unos trabajos en los que recoge imágenes de los efectos devastadores
de la guerra, que se recopilaron en dos volúmenes bajo los títulos La destrucción
de los negocios (1971) y ¿Hay alguien que se dé cuenta? (1973).
A finales de la década de 1930 aparecieron en Estados Unidos las revistas
Life y Look y en Gran Bretaña Picture Post. Estas publicaciones contenían
trabajos fotográficos y textos relacionados con ellos. Este modo de presentación,
sin duda muy popular, se asoció sobre todo a los grandes fotógrafos de Life
Margaret Bourke-White y W. Eugene Smith. Estas revistas continuaron proporcionando
una gran cobertura gráfica de la IIGuerra Mundial y de la de Corea con fotos
tomadas por Bourke-White, Capa, Smith, David Douglas Duncan y varios otros
reporteros gráficos estadounidenses. Más tarde se utilizó la fotografía para
reflejar cambios sociales. Smith documentó, como ya lo había hecho Riis con
anterioridad, los devastadores efectos del envenenamiento por mercurio en
Minamata, aldea pesquera japonesa contaminada por una fuga de este mineral
en una industria local. También han realizado extraordinarios trabajos los
fotógrafos Ernest Cole, quien con Casa de esclavitud (1967) exploró las miserias
del sistema del apartheid de Suráfrica, y el checo Josef Koudelka, conocido
por sus espléndidas fotografías narrativas sobre los gitanos del este de Europa.
Fotografía comercialy publicitaria
La fotografía se ha utilizado para inspirar e influir opiniones políticas
o sociales. Asimismo, desde la década de 1920 se ha hecho uso de ella para
impulsar y dirigir el consumismo, y como un componente más de la publicidad.
Los fotógrafos comerciales realizan fotos que se utilizan en anuncios o como
ilustraciones en libros, revistas y otras publicaciones. Con el fin de que
sus imágenes resulten atractivas utilizan una amplia gama de sofisticadas
técnicas. El impacto de esta clase de imágenes ha producido una fuerte influencia
cultural. La fotografía comercial y publicitaria ha representado también un
gran impulso en la industria gráfica junto con los avances en las técnicas
de reproducción fotográfica de gran calidad. Destacaron en este campo Irving
Penn y Cecil Beaton, fotógrafos de la alta sociedad; Richard Avedon, que consiguió
fama como fotógrafo de moda, y Helmut Newton, controvertido fotógrafo de moda
y retratista cuyos trabajos poseen con frecuencia un gran contenido erótico.
Fotografía artística
Los trabajos pioneros de Daguerre y de Talbot condujeron a dos tipos distintos
de fotografía. El daguerrotipo positivo, apreciado por su claridad y detalle,
fue utilizado en especial para retratos de familia como sustituto del mucho
más caro retrato pintado. Más tarde, el daguerrotipo fue suplantado en popularidad
por la carte de visite, que utilizaba placas de cristal en lugar de láminas
de hierro. Por otro lado, el procedimiento del calotipo de Talbot era menos
preciso en los detalles, aunque tenía la ventaja de que producía un negativo
del que se podían obtener el número de copias deseadas. A pesar de que el
calotipo se asoció inicialmente a la fotografía paisajista, desde 1843 hasta
1848 esta técnica fue utilizada por el pintor escocés David Octavius Hill
y su colaborador fotográfico Robert Adamson para hacer retratos.
La fotografía como forma de
arte alternativo
Desde la década de 1860 hasta la de 1890, la fotografía fue concebida como
una alternativa al dibujo y a la pintura. Las primeras normas de crítica aplicadas
a ella fueron, por tanto, aquellas que se empleaban para juzgar el arte, y
se aceptó la idea de que la cámara podía ser utilizada por artistas, ya que
ésta podía captar los detalles con mayor rapidez y fidelidad que el ojo y
la mano. En otras palabras, la fotografía se contempló como una ayuda para
el arte, como lo hicieron Hill y Adamson. De hecho, alrededor de 1870 se aceptó
la práctica de hacer posar a los sujetos en el estudio, para después retocar
y matizar las fotos con el fin de que pareciesen pinturas.
Durante la segunda mitad del siglo XIX el fotógrafo sueco Oscar Gustave Rejlander
y el británico Henry Peach Robinson descubrieron el método de crear una copia
a partir de varios negativos diferentes. Robinson, que comenzó su carrera
como artista, basó sus imágenes descriptivas en apuntes iniciales a lápiz.
Su influencia como fotógrafo artístico fue muy grande. Por ejemplo, algunos
de los trabajos de su compatriota Julia Margaret Cameron estaban compuestos
y representaban escenas semejantes a obras pictóricas de la época.
La fotografía en sí misma
Los estudios retratistas de Cameron plasmaban a sus amigos, miembros
de los círculos científicos y literarios británicos. Consistían en primeros
planos con iluminación intensa, para revelar toda la fuerza del carácter de
los personajes. Otro ejemplo de ese tipo de fotografía es el trabajo del caricaturista
francés Gaspard Félix Tournachon, que se convirtió en fotógrafo bajo el nombre
profesional de Nadar. Sus cartes de visite (fotos montadas del tamaño de tarjetas
de visita) son una serie de retratos simples y mordaces de la intelectualidad
parisina. Muestran el poder de observación de Nadar cuando disparaba su cámara
con luz difusa contra fondos lisos para realzar los detalles.
El trabajo del fotógrafo británico Eadweard Muybridge es un ejemplo de la
influencia del arte en la fotografía. Sus series de personas y animales en
movimiento revelaron a artistas y científicos detalles fisiológicos jamás
observados. El pintor estadounidense Thomas Eakins también experimentó con
este tipo de fotografía, aunque la utilizó principalmente para la pintura
de figuras.
El fotógrafo aficionado británico Peter Henry Emerson cuestionó el uso de
la fotografía como sustituto de las artes visuales, incitando a otros colegas
hacia la naturaleza como fuente de inspiración y limitando las manipulaciones
de los propios procesos fotográficos. Su libro Fotografía naturalista para
estudiantes de arte (1899) se basaba en su creencia de que la fotografía es
un arte en sí mismo e independiente de la pintura. Modificó después esta declaración
y defendió que la mera reproducción de la naturaleza no es un arte. Otros
escritos de Emerson, que diferenciaban la fotografía artística de la que se
hace sin propósitos estéticos, terminaron de definir después el aspecto artístico
de la fotografía.
Photo-Secession
Emerson, como jurado de un concurso fotográfico para aficionados en 1887,
concedió un premio a Alfred Stieglitz, fotógrafo estadounidense que estudiaba
entonces en el extranjero y cuyo trabajo adoptaba los puntos de vista de Emerson.
En 1890, Stieglitz regresó a Estados Unidos y realizó una serie de sencillas
fotografías sobre Nueva York en diferentes épocas del año y condiciones atmosféricas.
En 1902 fundó el movimiento Photo-Secession, que adoptaría la fotografía como
una forma de arte independiente. Algunos de los miembros de este grupo fueron
Gertrude Käsebier, Edward Steichen y Clarence H. White, entre otros. Camera
Work fue la revista oficial del grupo. En sus últimos números publicó algunos
trabajos que representaban la ruptura con los temas tradicionales y el reconocimiento
del valor estético de los objetos cotidianos. Después de que los miembros
se disgregaran, Stieglitz continuó apadrinando nuevos talentos mediante exposiciones
en la Galería 291 de su propiedad, en el 291 de la Quinta Avenida de Nueva
York. Entre los fotógrafos estadounidenses que exhibieron sus trabajos en
ella se encuentran Paul Strand, Edward Weston, Ansel Easton Adams e Imogen
Cunningham.
Fotografía manipulada
La fotografía, no obstante, no se ha liberado por completo de la influencia
de la pintura. Durante los años veinte, en Europa, las ideas inconformistas
del movimiento Dadá encontraron su expresión en las obras del húngaro László
Moholy-Nagy y del estadounidense Man Ray, que empleaban la técnica de la manipulación.
Para lograr sus fotogramas o rayografías, trabajaban de forma totalmente espontánea,
tomaban imágenes abstractas disponiendo los objetos sobre superficies sensibles
a la luz. También experimentaron con fotografías solarizadas, método que consiste
en reexponer una foto a la luz durante el proceso de revelado, que da como
resultado un cambio total o parcial de los tonos blancos y negros, exagera
las siluetas o contornos. En España destaca el ejemplo del vasco Nicolás de
Lekuona. En su obra se refleja la influencia de las vanguardias artísticas
del momento, a través de numerosos fotomontajes y encuadres basculados o en
picado. Así como la fotografía había liberado a la pintura de su papel tradicional,
los nuevos principios adoptados de la pintura surrealista, el Dadá y el collage
permitieron a la fotografía artística utilizar técnicas manipuladas.
Fotografía directa
Al mismo tiempo, no obstante, existía un grupo de fotógrafos estadounidenses
que, siguiendo las teorías de Stieglitz, continuaron con la fotografía directa,
es decir, no manipulada. En los años treinta varios fotógrafos californianos
crearon un grupo informal al que llamaron f/64 (f/64 es la abertura del diafragma
que proporciona una gran profundidad de campo). Los miembros de f/64, Weston,
Adams y Cunningham, entre otros, compartían la opinión de que los fotógrafos
debían explotar las propias e inherentes características de la cámara para
conseguir una imagen que captara los detalles lejanos con una nitidez igual
a la de los objetos cercanos. Estos artistas tomaron imágenes directas de
formas naturales, personas y paisajes.
Últimas tendencias
Desde 1950, han ido apareciendo diversas tendencias a medida que la distinción
entre la fotografía documental y la artística se hacía menos clara. Algunos
fotógrafos se inclinaron hacia la fotografía introspectiva mientras que otros
lo hicieron hacia el paisajismo o el documento social.
Existe una tercera tendencia, que se ha desarrollado a partir de los primeros
años de la década de 1960, hacia una fotografía manipulada cada vez más impersonal
y abstracta. Para ello se han resucitado muchos de los sistemas de impresión
empleados en los primeros años de la fotografía. Por oposición, los pintores
neorrealistas han incluido fotos reales en muchos de sus cuadros.
El trabajo de los fotógrafos en color está empezando a vencer los prejuicios
críticos anteriores contra el empleo del color en la fotografía artística.
Reconocimiento de la fotografía como una forma del arte
En la actualidad, la fotografía se ha afirmado como medio artístico. Se venden
fotografías originales a los coleccionistas a través de galerías, y obras
(así como elementos de equipos fotográficos) de interés histórico aparecen
con regularidad en las subastas. Cada año se publica un gran número de ensayos
críticos de fotografía y de historia de su evolución, así como obras que reproducen
los trabajos de los artistas más destacados. Revistas dedicadas a esta manifestación
artística (diferentes de las que contienen instrucciones de manejo para profesionales
y aficionados) contienen estudios sobre la estética de la fotografía. Los
más importantes museos de todo el mundo poseen magníficas colecciones fotográficas,
aunque hay otros más especializados, como el International Museum of Photography
de Rochester (Nueva York), el International Center of Photography de Nueva
York, el Museum of Photographic Arts de San Diego (California), el Centro
Pompidou de París, el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y diversos
museos de Suiza y Alemania.
Últimos avances tecnológicos
Arriba
Las nuevas tecnologías están comenzando a suprimir las conexiones
existentes entre la fotografía y otros sistemas de reproducción
de imágenes. En algunos sistemas nuevos, las emulsiones de haluros
de plata se han sustituido por métodos electrónicos que registran
información visual. La casa Sony ha creado una cámara de vídeo
fija, llamada Mavica, basada en un modelo industrial anterior, la ProMavica.
A diferencia de la cámara de vídeo convencional, que utiliza
cinta magnética, la Mavica graba la información visual, la luz
que reflejan los objetos de la escena fotografiada, sobre un disco blando.
Las imágenes se pueden ver en un monitor conectado a la unidad de reproducción
de la Mavica. Canon USA también ha entrado en el mercado de la cámara
de vídeo fija. Su cámara RC-470 necesita un reproductor de vídeo
fijo para poder ser visualizado. Sin embargo, la Xap Shot, que graba 50 imágenes
fijas con 300-400 líneas de definición en un disco blando de
5 cm, no precisa de ningún equipo especial. Puede conectarse también
al receptor de televisión. Asimismo, se pueden obtener copias en papel
utilizando una impresora especial láser.
La digitalización de imágenes fotográficas ha revolucionado la fotografía profesional al crear una especialidad conocida como tratamiento de la imagen. La digitalización de la información visual de una fotografía, es decir, la conversión de aquélla en números binarios con la ayuda de un ordenador, hace posible la manipulación de la imagen fotográfica a través de unos programas especiales. El sistema Scitex, muy común en la industria publicitaria a finales de la década de 1980, permite al operador modificar o borrar elementos de una fotografía: cambiar colores, componer estéticamente imágenes con varias fotos y ajustar el contraste o la nitidez. Otros sistemas, como el Adobe Photoshop, permiten realizar operaciones similares.
La calidad de las imágenes en la pantalla de un ordenador era, hasta hace poco, inferior a la fotográfica. Las impresoras de color no industriales y las láser no alcanzan todavía a reproducir imágenes con la gama de tonos, definición y saturación de las fotografías. Algunos sistemas, sin embargo, como la Presentation Technologies’ Montage Slidewriter y el Linotronic, son capaces de reproducir imágenes con calidad de imprenta.
Técnicas especiales
Arriba
Hacia finales del siglo XIX la fotografía desempeñaba ya un
importante papel en la astronomía. A partir de entonces se han desarrollado
muchas técnicas fotográficas especiales, que constituyen importantes
instrumentos en un buen número de áreas científicas y
tecnológicas.
Fotografía y cinematografía
ultrarrápidas Arriba
La mayoría de las cámaras modernas permiten exposiciones
a velocidades de hasta 1/1.000 segundo. Se pueden conseguir tiempos de exposición
más breves si se ilumina el objeto con un pequeño destello de
luz. En 1931, el ingeniero estadounidense Harold E. Edgerton desarrolló
una lámpara estroboscópica electrónica con la que consiguió
destellos de 1/500.000 segundo, que le permitía fotografiar la trayectoria
de una bala. Mediante una serie de destellos se pueden captar en el mismo
fragmento de película las progresivas fases de objetos en movimiento,
tales como un pájaro volando. La sincronización del destello
del flash y del objeto en movimiento se logra con una célula fotoeléctrica
que acciona la lámpara estroboscópica. La célula fotoeléctrica
actúa al ser iluminada por el haz de luz, que se interrumpe por el
objeto en movimiento tan pronto como éste entra en el campo visual
de la cámara.
Más recientemente se han desarrollado obturadores ultrarrápidos electro-ópticos y magneto-ópticos que permiten tiempos de exposición de hasta varios miles de millonésimas de segundo. Ambos obturadores actúan por el hecho de que en algunos materiales el nivel de la luz polarizada es alterado bajo la influencia de un campo magnético o eléctrico. El disparador magneto-óptico consiste en un cilindro de cristal situado en el interior de una bobina. A cada lado del cilindro de cristal hay un filtro de polarización. Ambos filtros están cruzados para que cuando la luz pase a través del primero se polarice y quede interrumpida por el segundo. Si un pequeño impulso eléctrico pasa a través de la bobina, el nivel de polarización de la luz en el cilindro de cristal se alterna y la luz puede pasar a través del sistema.
El obturador electro-óptico, construido de un modo
similar, consiste en una célula con dos electrodos llena de nitrobenceno
que está situada entre los dos filtros cruzados de polarización.
El nivel de polarización dentro del líquido cambia al recibir
un pequeño impulso eléctrico en los dos electrodos. Los obturadores
electro-ópticos se han utilizado para fotografiar la secuencia de las
diferentes fases en la explosión de una bomba atómica. El movimiento
a alta velocidad puede estudiarse también con la cinematografía
ultrarrápida. Las técnicas convencionales, en las que fotografías
individuales fijas son tomadas en una secuencia rápida, permiten un
máximo de 500 fotogramas por segundo. Se pueden conseguir hasta un
millón de fotos por segundo al mantener la película fija y usar
un espejo alternador rápido (de hasta 5.000 revoluciones por segundo),
que mueve las imágenes por un orden secuencial. Para frecuencias extremadamente
altas, como mil millones de fotos por segundo, se descartan los métodos
ópticos tradicionales y se utilizan tubos de rayos catódicos.
Fotografía aérea
Arriba
Las cámaras especiales, instaladas en aviones sobre soportes antivibraciones,
suelen estar equipadas con varias lentes y con grandes cargadores de película.
Se utilizan en inspecciones de superficies extensas de terreno para cartografía,
en el análisis del crecimiento de las ciudades para su posterior urbanización,
en el descubrimiento de restos de antiguas civilizaciones y para observar
la Tierra y la distribución de la fauna y de la flora. Las cámaras
montadas en los satélites también se utilizan para este tipo
de fotografía. La vigilancia y el reconocimiento militar es una aplicación
especial de la fotografía aérea. Algunos satélites de
reconocimiento están provistos con potentes teleobjetivos que producen
imágenes de alta definición con los que pueden observar automóviles
e incluso objetos más pequeños. Los métodos fotográficos
modernos desde satélites, que hasta hace poco eran utilizados casi
exclusivamente con fines militares, de espionaje y meteorológicos,
son empleados, cada vez más, por los geólogos para descubrir
recursos minerales y por las agencias de noticias con el fin de obtener al
instante fotografías sobre sucesos que se producen en cualquier parte
del mundo.
Fotografía submarina
Arriba
Las cámaras submarinas precisan de una caja o carcasa herméticamente
cerrada, con una ventana de cristal o de plástico delante del objetivo.
Durante las horas diurnas, se pueden tomar fotografías a profundidades
de hasta 10 metros. Para tomas más profundas se necesita luz artificial,
como la del flash electrónico o focos. La calidad de las fotos depende
de la claridad del agua. En aguas turbias o llenas de partículas, que
reflejan la luz, éstas impiden hacer fotografías, excepto primeros
planos. En este medio, los fotógrafos suelen utilizar objetivos de
gran angular para compensar el efecto de aumento que se produce debajo del
agua (todo parece estar un 25% más cerca de lo que está en realidad).
Esto se debe a que el nivel de refracción en el agua es mayor que en
el aire. Captar con una cámara la belleza del mundo acuático
es una actividad popular entre los aficionados al submarinismo. Las cámaras
especiales submarinas, con carcasas altamente resistentes a la presión,
se utilizan también para la exploración marina a grandes profundidades.
Bibliografía: Enciclopedia Encarta . (Microsoft ha cerrado el sitio de su enciclopedia Encarta)