La calle mayor palentina adquiere importancia en el siglo
XVI, cuando se instalan en ella la mayor parte de los artesanos de la ciudad.
Los talleres y comercios se ubicaban en la planta baja y la vivienda en el
primer piso. Las edificaciones, por tanto, no superaban las dos o tres plantas.
A mediados del siglo XIX, la ciudad, dispone de sopórtale a ambos lados
de la calle Mayor, e igualmente, en la calles perpendiculares de La Cestilla
y Don Sancho.
Así lo detalla Ricardo Becerro de Bengoa en "El libro de Palencia"
editado en el año 1874. Refiere el autor que en aquel tiempo los
soportales del lado este se derruyeron en gran parte
, ganando muchísimo
en anchura y vista esta hermosa vía publica con ello.
En la actualidad aún podemos contar con, aproximadamente, 190 columnas en el lado poniente y 5 más en el lado oriental, donde sólo está porticada la fachada del casino.
Aún se respira en esta calle palentina el aire y la esencia donde el pasado palpita impregnando cada piedra, cada rincón, con recuerdos de época lejana.